Sebastião Salgado, el fotógrafo que marcó mi vida
- Andres C. Azcona
- 5 jun 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 6 jun 2018
Pareciera que el señor Sebastião Salgado había entendido de qué se trataba la vida, siempre tenía todas las respuestas, sabía qué se debía de hacer en todo momento. Desde sus inicios viniendo de una familia humilde, logró salir adelante con sus estudios en Economía, estuvo involucrado en la dictadura de su país, siempre luchando por causas sociales.
Debido a esto fue que salió de Brasil y empezó su aventura en Francia, pero no lo hizo solo. El señor Sebastião Salgado también entendía qué era el amor de pareja, el amor verdadero, ese amor que supera distancias y tiempo. Parece uno de esos misterios de la vida que Sebastião Salgado encontrara a la mujer ideal, capaz de entender que el amor no es apego sino apoyo, admiración, respeto y confianza.Y fue precisamente en este misterio de la vida, donde su esposa le dio su cámara, con la cual descubrió que podría plasmar lo que su corazón dictaba en una imagen. Como cualquier loco que acepta el reto de cambiar su vida y con ella el mundo, decide renunciar a la rutina y su vida como economista y dedicarse al verdadero alimento de su alma, la fotografía.

Llenaría hojas enteras escribiendo lo maravilloso de sus fotografías, pero todos pueden comprobarlo con tan solo mirarlas, porque la mayoría de sus fotografías tocan el corazón desde el primer momento.
Una vez escuché que los ángeles son los que deciden bajar al infierno para ayudar, porque saben que tienen alas para salir volando. Y así es como veo a Sebastião Salgado, así también lo vio aquel americano que lo confundió con un salvador, como esa luz, ese observador celestial. No cualquier ser humano es capaz de ver las atrocidades que comete la humanidad y aún así tener ganas de vivir. Experimentar lo que vivió gracias a su empatía por los seres humanos, ver niños, hombres y mujeres morir, el observar a la humanidad esclavizada por la codicia, haciendo trabajos que van en contra de la dignidad humana y lograr fotografiar esos momentos en que no había nada más que obscuridad y dolor. Sebastião Salgado representaba esa luz que no solo capturaba el momento, también lo transmitía con una sensibilidad que podría considerarse magia.
Era normal pensar que todas estas experiencias afectarían su vida, su alma, su corazón y se cuestionaría sobre la humanidad misma, si somos merecedores de lo que tenemos. Sin embargo, su corazón lo llevo al origen de todo, a capturar la pureza del planeta, lo más noble, en donde no hay lugar para la maldad. Arriesgándose de nuevo a cambiar, decidió dejar la fotografía social y dedicarse a fotografiar la naturaleza y fue ahí precisamente, donde encontró el equilibrio de la vida. En mi percepción, como se podría decir en el budismo: el despertar.
Con su magia y su cámara capturó los momentos más bellos de la naturaleza y gracias a eso decidió regresar a su país natal, a su amado Brasil, a su tierra. Donde de niño creció, en aquel pequeño pedazo de paraíso. Cuando regresó se dio cuenta que no era como antes y con ese sexto sentido de saber siempre qué hacer, apoyado con su más grande amor, su esposa, decidieron forestar la zona y convertir una zona muerta, sin vida, en un lugar lleno de paz, de vida, de árboles, de esperanza, demostrándonos una vez más el nivel de conexión que tenía con el mundo entero.
Sebastião Salgado entiende la vida a la perfección y no es ningún salvador o presidente o filósofo, simplemente lo entiende, porque vive en conexión con el mundo que lo rodea, porque es capaz de ver en negro y blanco al igual que el color de sus fotografías, pero siempre con una vida llena de bellos colores. Él no es solo un fotógrafo, es un ser humano que vio lo que nadie quería ver, que mostró lo más hermoso del mundo y también lo más terrible. Que nos enseñó con humildad que los ciclos siempre empiezan y terminan. Como aquel paraíso en Brasil en el que creció y en el cual, según sus palabras, morirá también.
Admiro a Sebastião Salgado por su valentía, por su arte, por sus fotografías, por su sensibilidad, por su sencillez, por su lucha por las causas sociales, por hacer la diferencia en el mundo, por darnos esperanza.
Gracias Sebastião Salgado, tu legado siempre será recordado, mientras existan fotógrafos en el mundo.
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