Javier Ávila nos presenta su documental "Niña Sola"

(Entrevista)

Su nombre es Javier Ávila, es originario de Tijuana, estudió en Mexicali en la Facultad de Artes la licenciatura de medios audiovisuales. Niña sola es su primer documental. Anteriormente realizó dos ficciones Regina (2013) y Bombay (2017).

¿Por qué contar esta historia?

Niña sola es una respuesta ante la ola de violencia de género que azota a México. El machismo y la misoginia nos han llevado a un lugar muy oscuro y creo que es responsabilidad de todos reflexionar sobre ello para cambiar el panorama.

Conocí ésta historia a partir de un artículo del semanario Zeta, periódico de Tijuana, en el cual se hizo una investigación sobre feminicidios que ocurrieron en la ciudad. El caso de Cintia es uno de ellos.

Mi intención es ayudar a que la voz de Arcelia y Bertha, madre y hermana de Cintia, sea escuchada tanto por la sociedad como por las autoridades para lograr justicia porque el asesino sigue libre. Mujeres que nadie escucha.

¿Cómo elegiste la estética del documental?

Desde un inicio yo tenía muy claro lo que quería y lo que no quería en el documental. Quería que Arcelia y Bertha nos contarán la historia, pero que no viéramos sus rostros. Una forma de evocar la voz de la conciencia de cada uno, mientras que la parte visual, remitiera a elementos de la narración que nos hicieran pensar, y que cada espectador interprete el significado que quiera.

No me interesaba mostrar a los personajes. Mi intención fue hacer un retrato poético mediante una radiografía de la ciudad de Tijuana, a manera de retrato de un tiempo y espacio.

¿Cómo te impacto en lo personal y profesional está historia?

El rodaje fue muy duro por estar tratando con víctimas. Para mí siempre debe existir un respeto hacia las personas y sus vidas. Empezamos a filmar en noviembre de 2016 cuando la tragedia tenía dos meses de haber ocurrido. El ambiente que se sentía en la casa era muy denso, lúgubre y deprimente, el espacio del cuarto donde ocurrió el asesinato, cuando comenzamos a grabar aún tenía manchas de sangre. Fue muy duro al inicio, y me cuestiono constantemente cómo las personas nos vamos acostumbrando a ese tipo de sensaciones, porque al final ya no nos sentíamos como al inicio. Y creo que lo mismo pasa con la violencia, la normalizamos, y eso es alarmante.

¿Cómo fue el proceso de realización?

Primero hicimos las entrevistas, acumulamos ocho horas de material. Después de eso hicimos

una estructura. A partir de ese momento fuimos seleccionando las locaciones donde teníamos que ir a filmar. Con el resto de la película seguimos un proceso similar, queríamos filmar cosas que hicieran alusión a lo que se está narrando en los audios de la entrevista.

Por ejemplo, hay una secuencia donde vemos a niños jugando en unas canchas de fútbol y lo que quise comunicar con esa secuencia es que esos niños pueden convertirse en monstruos.

¿Qué pasa con los familiares después del documental?

Lo positivo cuando contacté a Arcelia es que ella quería contar su historia, ya que de no ser por el documental su caso probablemente no se conocería. Esta predisposición de parte de ellas nos ayudó a que se abrieran totalmente, nos contaron todo. Eso es el reflejo de que ellas tenían una extrema necesidad de ser escuchadas.

En todo este proceso entendí que yo quiero darles mi apoyo, y creo que puedo hacerlo a partir de difundir el caso por medio del documental, pero lo que no puedo hacer es cambiarles la vida. Lo que a mí me corresponde es llevar la película a distintos tipos de público, en especial al que no tiene acceso a salas de cine.

¿Cómo es hacer un documental de forma independiente?

Fue difícil, pero al mismo tiempo es mucho más cómodo porque éramos un equipo de tres

personas: el sonidista, el fotógrafo y yo. En esta forma de trabajar el tiempo no es tan abrumante.

Creo que en México, sobre todo en la Ciudad de México, hay formas de producir películas que tienen estándares muy similares a Estados Unidos, la industria de cine de mayor presencia a nivel mundial, pero que tiene una estructura muy vertical.

En el caso de Tijuana, creo que aún se conservan estructuras más horizontales de hacer películas, y para mí, ésta historia necesitaba éste modelo de producción.

¿Por qué hacer la transición del cine de ficción al documental?

En este momento de mi vida, madure hacía una perspectiva de que prefiero tratar con la realidad y con las personas a las que les ocurren las cosas. Creo que el género del documental te brinda la opción de ir descubriendo cosas durante el camino, y es la historia la que te va dirigiendo hacia dónde ir. Por el contrario en la ficción ya sabes cuales son las metas previamente, hacia donde quieres llegar. Y es que en el documental, ninguno de los sentimientos son ficcionados, todo lo que se expresa sale de las entrañas.